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historia del contrabando

Smuggled

La patria nació bajo el signo del contrabando y tiene una larga historia de comercio ilegal en el que se mezclan multimillonarios negocios privados con la corrupción del Estado. Cuando la economía informal sostiene la informal.

Moreno, Belgrano, Brown y Rivadavia fueron de los primeros en desarrollar en el Río del Plata esta práctica que busca burlarse de aduanas y fronteras. Desde aquel momento inaugural, el contrabando se fue haciendo cada vez más complejo y se extendió al narcotráfico, a la trata de personas y al lavado de dinero. Algo que terminó asociándolo con la violencia y el crimen organizado.

La Argentina tiene una larga historia de comercio ilegal en el que se mezclan multimillonarios negocios privados con la corrupción del Estado. En Historia del contrabando en la Argentina, Mauro Federico y Fernando Ortega Zabala realizan una documentada reconstrucción de la trama de este delito —con datos desconocidos hasta ahora—, en el que estuvieron y están involucrados altos personajes del poder, desde Menem a Macri. Este libro pone en evidencia que la ilegalidad sigue siendo parte ineludible del paisaje nacional.

INTRODUCCIÓN

Bucear en las profundidades del mundo del contrabando nos lleva desde pequeños contrabandistas que hacen del ilícito un acto de supervivencia diaria dentro de la economía familiar hasta grupos delictivos transnacionales. La cadena global de redes criminales es tan difícil de combatir como de rastrear.

Los esfuerzos conjuntos y multilaterales para combatir el crimen organizado suelen generar problemas en la cooperación entre los países, en particular en lo que atañe a los servicios de inteligencia.

El millonario negocio del contrabando muestra que las diferentes formas de fraude financiero suelen eludir la vigilancia del Estado. Las sospechosas alianzas que a menudo se establecen entre políticos, organizaciones delictivas y el aparato de seguridad generan una suerte de economía informal que termina imponiendo las reglas de juego, generalmente al margen del Estado.

A la permeabilidad de las fronteras se suma el vacío de poder que hay en áreas liberadas, las zonas grises en las legislaciones, la debilidad en la aplicación de la ley, la corrupción; esta sumatoria genera un sistema que facilita el contrabando, que más allá del concepto un tanto restringido con que se lo suele entender, abarca un conjunto de delitos que engloba el narcotráfico, tráfico de armas y de seres humanos, robo de vehículos y autopartes, adulteración, falsificación, además del lógico lavado de dinero.

Este objetivo medular del contrabando es el que ha generado nuevos poderes no estatales y transnacionales.

El crimen transnacional que genera el contrabando ha existido desde que se impusieron controles sobre el intercambio económico a través de las fronteras. El punto de vista sostenido comúnmente es que los Estados están “perdiendo el control”, pero esa teoría parte del falso supuesto de que hubo una época en la que los con-troles territoriales eran verdaderamente efectivos.

Desde hace mucho tiempo, las leyes estatales vienen siendo burladas. Lo que si ha cambiado son las mercancías objeto de contrabando, la velocidad, el método de transporte, el tamaño, la estructura y la ubicación de las organizaciones contrabandistas, el contenido de las leyes estatales y la naturaleza y el grado de la demanda de consumo.

No cabe duda de que el gran motor de buena parte del crimen transnacional, con base en el contrabando, siguen siendo las altas ganancias —infladas artificialmente por las leyes de prohibición— y los niveles persistentemente altos de demanda de consumo de mercancías de contrabando.

Responsabilizar simplistamente a la liberalización económica por la entrada de drogas y otros productos de contrabando puede alimentar el llamado proteccionismo, lo que llevaría a perjudicar el comercio legítimo y a incrementar la demanda de productos que provienen del comercio ilícito. Inspecciones más intensas en las fronteras retardan el comercio, elevan los costos de transacción y aumentan las tensiones fronterizas.

Las largas filas de tráfico provocadas por los controles fronterizos en busca de cargamentos de contrabando son señales visibles de que estamos lejos de vivir en un mundo sin fronteras.

La siguiente investigación periodística plantea la hipótesis de que el contrabando en la Argentina es un fenómeno que tiene su causa en la ineficiencia de sus propias instituciones, cuyo Estado mantiene una corrupción estructural con el fin de sostener la economía formal mediante mecanismos que apuntalan la economía informal y, por lo tanto, ilegal. Sólo así se puede entender el conjunto de historias que aparecen a lo largo de las páginas que siguen.

El contrabando es mucho más que los tres bultos de mercadería barata que puede cruzar una humilde “pasera” por uno de los 156 pasos fronterizos habilitados —76 con Chile, 39 con Paraguay, 22 con Brasil, 14 con Uruguay y 5 con Bolivia— o por alguno de los cientos de cruces ilegales que hay a lo largo de los casi 10 mil kilómetros de fronteras que hay en el país. El contrabando abarca al narcotráfico, al tráfico de armas, a la trata de personas, al lavado de dinero y a otras tantas formas del crimen organizado.

Historia del contrabando en la Argentina es un libro de vivencias personales, de relatos, de historias, pequeñas postales de contrabandistas. ∞