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LA MUERTE DE UN COSACO

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Por Fernando Oz

Al igual que otras, esta guerra también pasará, pero hay cosas y seres que no volverán. Ese es el aire que se respira en la Plaza de la Independencia, en el centro de Kiev, más conocida como Maidán, durante el funeral del comandante Oleg Ivanovich Kutzin, un veterano de 56 años que murió días atrás en una posición defensiva en Jersón, al sur del país, durante un ataque con misiles del ejército ruso. El oficial de la fuerza terrestre que pasó por diferentes frentes desde que comenzó la guerra, tenía once medallas, antes de la invasión había servido en Lugansk y en Donetsk.

“Para los cosacos es un día triste”, me apunta un soldado de 27 años que estuvo bajo su mando en dos operaciones. La presencia de varios cosacos, con sus trajes típicos, corroboran sus dichos. La ceremonia fúnebre en el Maidán es tan larga como concurrida, tanto por civiles como por militares.

Cuando pasan al lado de su ataúd, sus camaradas hacen la señal de la cruz, ponen una rodilla en tierra y agachan la cabeza, en señal de respeto. Algunos dejan flores. No faltan los que no logran contener las lágrimas.

Mientras tanto, su esposa permanece inmóvil, vestida de luto, a pocos metros, rodeada de otros familiares. El pesar se extiende en el cementerio local, lugar al que se trasladaron cientos de personas.

La presencia de los cosacos marca el paso de los militares que ponen al hombro el cajón y caminan coordinadamente a paso lento por poco más de mil metros, hasta donde será enterrado. Hay discursos, rezos, llantos, música tradicional, silencios y tiros de salvas en su honor.

A mediados de junio, el asesor del presidente Volodimír Zelenski, Oleksiy Erestovych, informó que desde que inició la invasión rusa murieron unos 10 mil soldados ucranianos. Más tarde el ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Reznikov, manifestó que se calcula un centenar de militares muertos por día de combate. Quienes estuvieron en el sepelio de Kutzin aseguran que Ucrania perdió a un héroe de guerra, a un verdadero soldado de estirpe cosaca. 

“Para los cosacos es un día triste”