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FUERZAS ESPECIALES EN EL BARRIO DE LOS MONOS

Se las denomina Tropas de Operaciones Especiales y son el equipo de élite de la policía de la provincia de Santa Fe que combate al narcotráfico en Rosario. Creado en mayo de 1990, inspirado en reglamentos y técnicas del FBI, del grupo SWAT de Estados Unidos y fuerzas especiales de otros países, cada día enfrenta la muerte en uno de los lugares más calientes del país.

Las

TOE

Así operan las tropas que combaten el narcotráfico en Rosario

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Por Fernando Oz

El sábado 29 de enero de 2020 una beba de un año y medio y sus padres fueron acribillados cuando salían de un casamiento. El domingo 30, un joven de 19 años y una mujer de 67 fueron baleados. El lunes 31 un adolescente de 15 fue asesinado a tiros por los ocupantes de un automóvil que le dispararon cuando estaba con dos amigos, que resultaron heridos… Sí, la guerra narco en Rosario lleva varios años y no se toma vacaciones. La violencia no frena, incluso con los principales capos tras las rejas o muertos.

“Nosotros vamos, pero no sabemos si volvemos, esa es la verdad. Siempre podemos terminar en los tiros”, me advierte un joven oficial de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) antes de entregarme un chaleco antibalas. Treinta minutos después de la medianoche nos montamos en las camionetas del grupo de élite de la policía de Santa Fe y partimos hacía cinco operativos, de los cuales tres permanecían a esa hora en secreto, seguramente para que no se filtre información.

El convoy avanzaba por los barrios a baja velocidad, con las luces apagadas, en silencio, como fantasmas. Finalmente, durante la madrugada los efectivos de las TOE detuvieron a cuatro integrantes de una banda narco, secuestraron cinco armas de diferentes calibres y una ametralladora. La última puerta que voltearon fue a las nueve de la mañana y no hubo ni un solo tiro. Los hombres de la tropa de élite viven con la sensación de la incertidumbre en la garganta.

A aquel operativo realizado a mediados de febrero de 2020 lo antecedía una cifra dramática: a esa altura del año ya había cuarenta crímenes violentos como consecuencia de la guerra entre bandas por el control del narcomenudeo en Rosario.

Ya se sabía que cuando los narcos tienen que saldar cuentas o pelear por el territorio, no respetan a nadie. “Claro que tenemos miedo y entrenamos todos los días para controlarlo. Pero lo que más miedo me da es que en un enfrentamiento se cruce alguien que no tiene nada que ver y lo maten”, me decía aquel día el subcomisario Ariel Angelucci, jefe de las Tropas de Operaciones Especiales, de regreso a su compañía.

Dos años después nada cambió. O sí, pero para peor: durante el primer mes de 2022 se registraron 27 homicidios en el departamento santafesino de Rosario, como consecuencia de enfrentamientos y ajustes de cuentas entre bandas que se dedicaban al narcotráfico. Uno de los sitios más peligrosos de allí es el barrio Las Flores, manejado por el cartel de Los Monos. En toda esa área trabajan las Tropas de Operaciones Especiales.

El subcomisario Angelucci sigue al frente de las TOE. Me cuenta que durante 2021 realizaron más de cuarenta detenciones, 600 allanamientos, y afrontaron tres tomas de rehenes y diferentes operaciones de alta peligrosidad. En la policía santafesina lo conocen como el Tano, aunque subalternos prefieren decirle “jefe” o “señor”. Lo hacen más allá de las convenciones reglamentarias. Parece que al Tano le tienen respeto.

Tiene sobre sus espaldas veintidós años de servicios en la fuerza y hace veintiuno egresó del extenuante curso de formación de operaciones especiales. La mayor parte de su vida profesional estuvo en las TOE, el equipo de élite de la policía de Santa Fe creado en mayo de 1990. Se utilizaron reglamentos y técnicas del FBI, del grupo SWAT de Estados Unidos y de fuerzas especiales de otros países. Incluso muchos de sus miembros fueron entrenados en el exterior. Tienen una función táctica en escenarios complejos. Cada uno de sus integrantes son vistos por sus camaradas como una suerte de Rambo.

En una fuerza policial manchada por la corrupción y vínculos con el narcotráfico, las TOE se hicieron fama de incorruptibles: todas las veces que tuvieron que participar en un operativo contra el narcotráfico, el resultado fue exitoso. Desde hace unos dos años comenzaron a ser llamados para que trabajen en operaciones de investigación contra delitos complejos.

Hoy las TOE están integradas por no más de ochenta uniformados que se mueven por toda la provincia. Su base central se encuentra en Rosario y tienen otra más pequeña en la capital provincial. El Tano sabe que son pocos y que la situación es crítica; sin embargo, no se queja y, fiel a su estilo, busca ser optimista: “No importa la cantidad, sino la calidad. Es mejor cinco leones y no veinte ovejas”.

Para ser aspirantes a las fuerzas especiales, el policía necesita un mínimo de dos años de servicio, pasar un examen médico, otro psicológico, y luego someterse a una entrevista antes los jefes de las TOE. El curso está catalogado como uno de los más duros del país. De los 170 que se presentaron el año pasado, solo fueron seleccionados 56 para iniciar el entrenamiento de 60 días. ¿El resultado final? Egresaron apenas siete.

Los aspirantes están dos meses encerrados en un campo de entrenamiento en donde no tienen celular ni reciben visitas de sus familiares. “Tratamos de que sean días muy duros, de mucho entrenamiento. Ahí no hay jerarquías, son todos iguales. Y queda mucha gente afuera. Son muchos los llamados, pero pocos los elegidos”, ilustra el subcomisario Angelucci. Distintas fuerzas nacionales realizan cursos de capacitación con las TOE, e incluso vienen desde otros países del continente. “Obtenemos conocimientos de todas las tropas de élite, desde los Albatros de Prefectura y Alacrán de Gendarmería, hasta el RAID de Francia o el HRT del FBI. Nos entrenamos y adaptamos continuamente porque la delincuencia también cambia”, explica el jefe de la compañía.

Entretanto, a la fecha, todas las miradas se posan sobre la descontrolada guerra de las bandas rosarinas, manejadas desde las cárceles donde se encuentran purgando condenas sus líderes. Pero nadie habla de los permeables 849 kilómetros de la hidrovía Paraná – Paraguay que pasa por Santa Fe, en donde se encuentran los puertos de Santa Fe, Rosario, San Lorenzo, San Martín, reconquista y Villa Constitución.

La venta de droga no se termina y genera un círculo millonario que implica lavado de dinero, extorsión y crímenes por encargo. Hay de todo. Los especialistas creen que el negocio de la cocaína en Rosario mueve unos 80 millones de dólares anuales. Pero el valor de la droga que pasa por los puertos santafesinos sería mucho mayor.

Lo concreto es que desde que está al frente de las Tropas de Operaciones Especiales, Angelucci no tuvo que lamentar ningún caído durante un enfrentamiento armado. “Vivimos en situación complejas, Por eso siempre digo que es preferible tirar litros de sudor en el entrenamiento y no gotas de sangre en un enfrentamiento”. Para completar la idea señala que la clave es “administrar el miedo”.

“Todas son situaciones difíciles, porque sabemos que corre riesgo nuestra vida y la de los civiles que se encuentran en la zona. Tuve muchas de riesgo. El tema es que el miedo no se transforme en fobia y no puedas responder. Es normal el miedo, sino estaríamos locos, pero el tema es controlarlo para no quedarse bloqueado y perder la vida. Yo elegí esta profesión y estoy para afrontar los riesgos. Si el miedo me supera, me dedico a otra cosa”.

Angelucci morrudo, de estatura media, tiene la cabeza rapada y cuando hay un operativo se pone al frente de sus hombres. La vida que lleva con su compañía en un predio fortificado en el corazón de Rosario se parece más a la de una unidad de Comandos del Ejército que la de una comisaría. El que no está practicando tiro, en ese momento se encuentra en el gimnasio, corriendo con el equipo o en la sala de situación analizando algún caso.

“Siempre salimos preparados para lo peor. Salimos todos y volvemos todos. Nadie se cuida solo, el trabajo es siempre en equipo. El peor error es pensar que no va a pasar nada, no nos podemos confiar, cualquier patrulla, cualquier toma de rehén, puede ser la última”, cuenta el Tano, al tiempo que, como cada vez que le pregunto por los casos de corrupción dentro de la policía de Santa Fe, se pone Colorado, pierde los estribos y lanza ráfagas de insultos.

“Te digo lo mismo que hace dos años: me da mucha bronca, rechazo, decepción. Esa gente ensucia el uniforme y es la responsable del rechazo de la sociedad. Se pierde el prestigio por la corrupción que destruye todos los estamentos e instituciones, somos parte de la sociedad y nos debemos a ella. Por eso tenemos que hacer un esfuerzo para mejorarla y que no caiga en manos de delincuentes”, pide el oficial para luego lanzar: “Yo tengo dos hijos y me juego las pelotas todos los días para que estos tipos nos terminan ensuciando. ¡Eso no es justo!”.

Al jefe de las TOE no le gusta hablar sobre qué se debe hacer para frenar la violencia en Santa Fe ni sobre cuestiones políticas: “No me preguntes esas cosas, no me corresponden. Yo soy un táctico, mi función es proteger a mis hombres, a la sociedad y llegar a mi casa para educar a mis hijos. Pero sé muy bien dónde está la solución, el único remedio es la educación”, cierra enfático.

“Siempre salimos preparados para lo peor punto salimos todos y volvemos todos. Nadie se cuida solo, el trabajo es siempre en equipo. El peor error es pensar que no va a pasar nada a punto no nos podemos confiar como a cualquier patrulla, cualquier toma de rehén, puede ser la última”.

Subcomisario Ariel Angelucci (TOE)